Friday, October 17, 2008
Nunca antes había degustado trago tan amargo como el de tu ausencia. Un trago de sangre, un trago de hielo en plena primavera, una brisa gélida que se desliza por las venas. El verdor de los árboles se ha opacado, las hojas frescas ya no son frescas sino áridas y secas. El cielo azul de ayer ha fallecido e impera un infinito y angustiante manto gris sobre el vacío. Los colores y las sonrisas están en el sepulcro, al igual que el cepillo de pelo y el maquillaje. Ya que estás ausente, ya que tu presencia se ha evaporado, ausentaré el rubor de mis mejillas y dejaré mi rostro tal cual, triste, pálido, demacrado: después de todo, ya no tengo para quien ser bella.
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