Eres como el pus de una flor. Apestas. Ya no prende tu sonrisa, se habrá ahogado en los martirios de los años. Tus ojos han perdido aquel dulzor de miel; ya no son más que grietas, frías y secas, sólo húmedas de perversidad. Y los cabellos que antaño bajo el sol relucían como el oro ya no caen más que como grises filamentos de plata y polvo. Todo en ti ha devenido recuerdo. Ha llegado la hora: has caducado.
Ver fecha de vencimiento.
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