X, qué eres sino un punto en este mar de soledad, un recuerdo que no se conforma aún con el olvido; qué eres sino una ceniza que se vuelve a encender al menor indicio de fuego. Como el resucitado huye de su tumba, huye tu recuerdo de los negros escombros del pasado y se me presenta ante los ojos con tal corporeidad como si fuese real.¡Cómo si fueses real, X!¡Cómo si fueses real! Que acaso he llegado a dudar de tu existencia, que acaso he llegado a imaginar que no has sido más que un hermoso-sino el más hermoso-sueño. Tus besos, tus caricias, tus palabras se las ha llevado el tiempo y se quedan allá atrás, cada vez más atrás, escondidas tras los meses, tras los años! Y es aquello una barrera más sólida aún que el mismísimo hierro, es aquello una verdadera frontera entre el ayer y el hoy. Ya no hay forma de tocarte ni de verte más que en sueños, más que en agridulces utopías, más que en míseros recuerdos, que no son más que un tormento, un llanto eterno en el alma y unas cuantas lágrimas en los ojos. Eres un grito en el pasado, cuyo eco destruye la estabilidad de la efímera alegría. Cómo desearía no recordarte; olvidar tus ojos, tus sonrisas, tus cabellos y tus tiernos besos. Cómo desearía no haberte conocido, olvidar quién eres y ser sorda a las súplicas del pasado.
Pero ya es hora de dejarte, cantar una canción para adormecerte y acurrucarte así en el eterno olvido.
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