Una nueva garganta excrutando las palabras que se debieron decir, tal vez; las palabras ajenas. Palabra una a una, como los pasos.
Cierra la boca. Guárdalo todo.Que sólo una llave despliegue las palabras guardadas.
Adiós.
Hasta cuando las palabras quieran volver a la boca.
Tuesday, June 30, 2009
Escribo mis palabras para un silencio absoluto, para un oído sordo. Y qué mejor que lanzar palabras en un pozo vacío, en un pozo donde el eco sólo se devuelve, donde las palabras nunca llegarán al destino de un receptor. Qué mejor que estas palabras a medio hacer, que este mensaje a medio confeccionar. Qué mejor que un cartero frustrado. Qué mejor que una palabra guardada. Que un mensaje en libertad.
Saturday, March 21, 2009
Soyez bienvenu, automne.
Otoño, tan hermoso fuíste una vez! Hace mucho tiempo, dos años ya, ese frío no era soledad, esa lluvia no era de lágrimas, ese viento no era furia...esas hojas rojizas que caían eran como besos, eran suaves...qué hermoso fue el otoño alguna vez. Mas no por siempre; nada es eterno, todo finaliza, y así es como los momentos se pretificaron en remotos recuerdos. A veces los roza un haz de luz, y se iluminan, se prenden, vuelven a vivir, a resplandecer. Luego el haz de luz se va, y la piedra queda gris, tal como es, desolada, abandonada de dicha...
Vuelve, que no hay mejor desierto como un pecho sin corazón.
Thursday, February 12, 2009
De la blasfemia cursi del verano y San Valentín.
Estío rojo, arropado de besos y un corazón coronando el traje perfecto. Del rey perfecto, de la reina perfecta. Reina de corazones, esta si que es de maravilla...será que es curvilínea y no hace uso de la guillotina. Rey perfecto, tal vez embustero (pero a nadie,claro, le importa un bledo) camuflado bajo encantos erectos y acentos principescos. Reyes perfectos, repartiendo con su lengua bífeda un viscoso y meloso cuento de "amor". "Que sin ti no puedo ser yo", recita el verso venenoso de la serpiente en estío enamorada y se fusiona a su par, al engendro aquel, haciendo de cada uno de ellos no un solo ser (como suelen creer en sus rosados poemas de miel), sino un par de parásitos, repugnantes en su dependiente condición de ser, porque el rumor cursi de un amor les calcina el cerebro (tal vez también el solarium), dejándolo aún más inutilizable que el de un bebé. Semejan enfermos conectados a sondas y parafernálicas maquinarias. "Eres tú mi oxígeno", patética realidad de dependencia, llevando a cualquier individuo con la cabeza bien puesta a cuestionarse si no se tratará más bien de un asmático que de un enamorado. De manera que no es broma que se enferman de amor y que ese incienso rosado de San Valentín viene con una impredecible fecha de caducidad; se esfumará el aroma y los biólogos no han presenciado corazón inmortal, jamás: todos caen en una horripilante putrefacción, irremediablemente,y el doctor hace con él lo que anhele el bisturí. Sí que juegan con el corazón...
Y así es el amor, blasfemo y parasitario, un hermoso envase a la venta, elitista, y a veces, no más que una mentira perfumada con aroma a verdad. Una epidemia, una peste, que atrapa con sus posesivos tentáculos a gran parte de la sociedad.
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